Las humedades estructurales continúan siendo una de las patologías más frecuentes y dañinas en la edificación. Su impacto va mucho más allá del deterioro estético: comprometen la durabilidad de los materiales, reducen la capacidad portante de los muros y afectan al comportamiento energético del edificio. El problema se agrava en un parque inmobiliario en el que cerca del 80% de las viviendas fueron construidas antes de 1980, cuando la normativa aún no contemplaba criterios de aislamiento y sostenibilidad como los actuales.

El deterioro estructural asociado a la humedad es una amenaza real. Cuando un muro de carga permanece expuesto a la humedad durante un periodo prolongado, pierde buena parte de su resistencia debido a la degradación de la cohesión interna de sus materiales. A ello se suma la oxidación producida por el contacto directo del agua con los elementos metálicos integrados en la fábrica. En los casos más extremos, esta combinación puede derivar en asentamientos diferenciales o incluso en colapsos parciales del edificio. Paralelamente, la humedad incrementa de forma notable el consumo energético, ya que un ambiente húmedo requiere un mayor esfuerzo por parte de los sistemas de calefacción. También supone un riesgo para la salud de los usuarios por la proliferación de hongos, ácaros y bacterias, así como por el agravamiento de patologías respiratorias y alérgicas.
Un abordaje adecuado de este problema comienza siempre con un diagnóstico preciso. Los síntomas visibles, como manchas, desconchones o mohos, no siempre permiten identificar la causa real de la humedad. Por ello, es imprescindible un análisis técnico que combine mediciones especializadas y experiencia profesional. La capilaridad, por ejemplo, se origina cuando el agua del terreno asciende a través de los muros porosos, mientras que la filtración lateral es habitual en sótanos y garajes por la entrada de agua desde el terreno. La condensación, en cambio, está ligada al exceso de vapor de agua en ambientes con contrastes térmicos pronunciados, generando mohos, ennegrecimientos y empañamiento persistente en ventanas.

Para aportar soluciones técnicas definitivas, Murprotec —multinacional con 25 años de actividad en España— aplica tecnologías exclusivas y materiales de fabricación propia. Sus sistemas abarcan desde barreras de estanqueidad mediante microemulsiones inyectadas en el muro para detener la capilaridad, hasta encubados a contrapresión con resinas hidro-epoxy para frenar las filtraciones laterales. En el caso de la condensación, Murprotec emplea equipos de tratamiento del aire que renuevan y equilibran el ambiente interior mediante una ligera sobrepresión controlada. Todos los tratamientos se apoyan en un proceso que incluye diagnóstico técnico, supervisión de obra, aplicación por personal especializado y un seguimiento posterior que garantiza la eficacia del secado.
Murprotec mantiene además una estrecha colaboración con arquitectos, colegios profesionales y especialistas en rehabilitación, ofreciendo jornadas técnicas sobre patologías de humedad y promoviendo intervenciones responsables en edificaciones históricas. Su división PRO+, orientada a instituciones, profesionales y patrimonio, facilita la coordinación técnica, el asesoramiento específico y la adaptación de los tratamientos a las necesidades de los equipos profesionales.
En un momento en que la rehabilitación energética y la mejora del parque edificado son prioridades estratégicas, abordar las humedades desde su origen se convierte en un pilar esencial para garantizar edificaciones duraderas, eficientes y saludables. Un edificio sano siempre comienza por unos cimientos secos.
Sobre Murprotec
Murprotec es una empresa europea fundada en 1954 y especializada en el diagnóstico y tratamiento de humedades estructurales en viviendas, locales y edificios patrimoniales. Cuenta con más de 30 delegaciones en 9 países y más de siete décadas de experiencia en soluciones contra la condensación, capilaridad e infiltraciones, complementadas con sistemas de ventilación y mejora de la calidad del aire. Ofrece diagnósticos gratuitos, tratamientos patentados y garantías de hasta 30 años respaldadas por controles de calidad continuos. Dispone de laboratorios propios de I+D y centros de formación para técnicos, lo que le permite desarrollar tecnologías propias. En España cumple 25 años, con más de 450.000 diagnósticos realizados y una facturación reciente cercana a los 36,5 millones de euros. Además, ha sido reconocida por su innovación y participa en iniciativas sociales y de apoyo a la rehabilitación.
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