Para ello contamos con el apoyo de doce profesionales vinculados a la arquitectura y la gastronomía. A través de tres diálogos centrados en sus proyectos, ejemplos concretos de primer nivel en los que confluyen ambas disciplinas, pusieron de manifiesto las dificultades y puntos de encuentro a abordar desde su ámbito profesional para la consecución de un objetivo común: la experiencia y el concepto gastronómico que quieren transmitir desde sus restaurantes.
Profundizaron en la forma en que ha influido la arquitectura en la gastronomía y viceversa, desde el germen de cada proyecto hasta la actualidad. Y lo hicieron además partiendo de situaciones muy diferentes.
En Nubel el proyecto gastronómico de Manuel Berganza fue posterior a la intervención en el espacio de Paula Rosales (more&co), por lo que fue adaptando su propuesta culinaria a los matices y peculiaridades que caracterizaban el nuevo espacio creado por Paula, cuyo objetivo es que el visitante-comensal se sienta siempre acogido y cómodo generando ámbitos diferentes dentro de un gran espacio mixto.
Nacho Redruello y su equipo de Arquitectura Invisible abordaron Fismuler de la mano de Nino Redruello y Patxi Zumárraga desde el principio. Se centraron en nuevas experiencias y formas de comer descubiertas en sus viajes a lugares como Copenhague o Berlín, dándole importancia al producto y al material natural, sin artificios, para transformar juntos dos espacios, en Madrid y Barcelona que han pasado del desuso a convertirse en polos de actividad que influyen incluso en el entorno en que se insertan.
Pedro Rica y Marta Urtasun, de Mecanismo, han hecho un profundo análisis del concepto de cada obra gastronómica en la que se les pide intervenir y se han servido de un sistema de pensamiento (transversal, que ponen en práctica para todo en su día a día) y de la materialidad para hacer su aportación particular desde la arquitectura, pero completamente ligada a la esencia del proyecto original y a los principios que transmite. Han sabido fusionar sus valores con las exigencias de excelencia, perfeccionamiento, detalle y calidad de Pedro Subijana en Akelarre y Espacio Oteiza; con la vanguardia e innovación de Martín Berasategui; y con la versatilidad de Javier Aranda expuesta desde sus proyectos La Cabra y Embolao, contando con la colaboración de Grohe.
Posteriormente Pablo Roig, de Madrid in Love, se unió a Ariane Harto, de Grass, para hablarnos de La Borda del Mentidero, un proyecto que unió la pasión por la materia prima y la arquitectura tradicional. Profundizaron para ello en la importancia de todos los factores, también la técnica, para alcanzar la excelencia en el proyecto.
Finalizados los diálogos se debatió sobre los aspectos destacados de cada proyecto y, en general, sobre la forma de abordar una experiencia gastronómica desde ambas disciplinas, abriendo la conversación al numeroso público (cercano al centenar de personas). Al debate se unieron María Navascués y Siro González, de Atmósfera SIC, responsables de la experiencia gastronómica que fusionó definitivamente la forma de abordar un proyecto de arquitectura y cocina, con el que se dio cierre a la jornada.