Hoy disponemos de tecnologías modernas, estamos concienciados, tenemos estudios… pero resulta que numerosos estudios concluyen que el aire del interior de nuestras viviendas está varias veces más contaminado que el que respiramos en la calle, y que uno de los causantes de esta contaminación es precisamente la pintura aplicada en superficies de interior.

Una alternativa sana son las pinturas minerales de silicato de KEIM para interior. Ofrecen todo lo que se le pide a una buena pintura, ya sea cubrición, estética o lavabilidad. Su superficie microporosa hace que sea altísimamente transpirable, asegurando así un clima interior agradable y evitando condensaciones de humedad en superficie, lo que junto con el elevado pH es una protección natural a la aparición de moho. A la vez, están formuladas sin los aditivos potencialmente dañinos para la salud, como son los disolventes, plastificantes y conservantes habituales en las pinturas convencionales. Una pintura de silicato, una vez seca, vuelve a convertirse “en piedra” y por tanto en un material inerte y sin emisiones. Por ello, las pinturas de silicato KEIM son idóneas en los ambientes más sensibles, como guarderías, hospitales, habitaciones infantiles o viviendas de personas que padecen de alergias.

De otra parte, las pinturas minerales no arden ni desprenden gases tóxicos en caso de incendio. Todas las pinturas KEIM para interiores disponen de clasificación al fuego A2-s1,d0. Un plus de seguridad importante para edificios públicos, por ejemplo teatros, colegios o estaciones de metro.

Y luego está la estética de la pintura mineral. Un acabado totalmente mate, aterciopelado, en una amplísima gama cromática de tonos naturales que abarcan desde el blanco hasta colores intensos, convierte la pintura de silicato en una elección elegante en proyectos de interiorismo.