El Teatro Alcázar, situado en Alcalá 20, Madrid, es un ejemplo de la arquitectura de principios del siglo XX en España. Proyectado inicialmente por Eduardo Sánchez Eznarriaga y finalizado por Eduardo Lozano Lardet tras el fallecimiento del primero, su inauguración en enero de 1925 marcó la consolidación de un edificio que fusiona elementos del Art Decó con detalles eclécticos. Su fachada, caracterizada por una composición simétrica y una ornamentación específica de la época, junto con sus interiores, lo han posicionado como un edificio relevante dentro del patrimonio arquitectónico madrileño.
La rehabilitación que se realizó en 2023 se planteó con un doble objetivo: por un lado, la actualización funcional del inmueble para cumplir con los estándares contemporáneos de eficiencia energética, accesibilidad, confort y seguridad; por otro, la preservación de sus valores arquitectónicos e históricos. Este equilibrio requirió una estrategia de intervención cuidadosa, particularmente en los elementos originales que presentaban patologías derivadas del paso del tiempo.
La actuación sobre la fachada principal se centró en la limpieza y restauración de sus paramentos y elementos ornamentales, con un criterio de conservación estricto respecto a los materiales y cromatismos originales.
La elección del sistema de acabado fue crucial para garantizar la compatibilidad con el sustrato histórico y asegurar la durabilidad y estabilidad estética a largo plazo. Para ello se utilizaron pinturas minerales de silicato KEIM que aseguran total estabilidad del color y belleza estética de máxima durabilidad. En los paramentos se usó la pintura de sol-silicato KEIM Soldalit, que destaca por su inigualable durabilidad en exteriores.
Para las ornamentaciones, se optó por KEIM Design-Lasur en colores metalizados (oro y bronce), aplicados tanto en cubriente como en veladura, dependiendo del nivel de detalle y el estado de conservación de cada elemento. Esta línea de productos aporta profundidad visual y un acabado metalizado estable en el tiempo, ideal para intervenciones donde se requiere una expresión estética controlada sin renunciar a la autenticidad material.
La rehabilitación del Teatro Alcázar, y en particular la intervención en su fachada, ejemplifica cómo la aplicación de las pinturas minerales de silicato pueden ser fundamentales para la conservación del patrimonio arquitectónico.