El jurado ha valorado positivamente esta compleja actuación, que supone la transformación de un edificio contemporáneo en un entorno urbano de gran importancia, como el Paso de la Castellana, que no solo lo actualiza con éxito desde el punto de vista funcional, sino que además lo dota de sistemas, fundamentalmente el de la doble piel de fachada, que además de conseguir el resultado estético y proyectual pretendido, logran una calificación energética A, de gran valor en este tipo de edificios que habitualmente son grandes consumidores energéticos. Es destacable además la preocupación por la entrada de luz natural al interior, incluso en áreas bajo rasante. La nueva imagen exterior, a base de vidrios dispuestos de tal forma que difuminan la división por plantas, dotan al edificio de gran unidad compositiva, haciendo además que el reflejo del entorno urbano, el arbolado y el cielo, en su superficie acristalada, produzca la ilusión visual de que el edificio realmente desaparece de nuestra vista